A LA PERPETUA VIRGINIDAD
DE MARÍA QUE NUNCA OCURRIÓ.
Jueces
11:38 “Y ella fue con sus compañeras, y lloró su
virginidad por los montes.”
La virginidad
perpetua era una catástrofe en las hijas del Señor. La bendición consistía en
parir hijos casada. El sexo y el erotismo son santos dentro del matrimonio y
nunca son inferiores a la castidad. Lamentablemente el Vaticano ve en la
intimidad de este matrimonio cierta malicia. Con una mentalidad vestal ven
impura la vida sexual normal y fervorosa de José y María. Como en la
Santa Sede , el paganismo histórico siempre
ha ensalzado la virginidad perpetua, la Escritura la aborrece. La desgraciada perpetua
virginidad y el desatinado celibato forzoso no poseen ningún valor en sí. María
fue una buena esposa, amante y madre.
Génesis
4:1 “Conoció Adán a su mujer Eva, la cual
concibió y dio a luz…”
Adán
conoció a Eva y quedó embarazada.
Mateo
1:25 “Pero no la conoció hasta que dio a luz
a su hijo primogénito….”
Juan
1:14: “…del unigénito del Padre”
José conoció o intimó con María después del nacimiento del
Salvador, y quedó embarazada, como Eva. Para que nadie se confunda El Espíritu
Santo utilizó infaliblemente el vocablo primogénito para referirse al primer
hijo de varios y el vocablo unigénito para referirse a un único hijo. La
conclusión es obvia: María tuvo varios hijos. Ella quedó embarazada de su
primer hijo “sin conocer varón” (Lucas 1:34),
por obra y gracia del Espíritu Santo. El objetivo del nacimiento virginal es
glorificar sólo a Jesucristo (Lucas 1:26-35). Lamentablemente para Roma el
vocablo bíblico “conocer” no significa conocer, el vocablo “primogénito” no
significa primogénito y la expresión “los hermanos” de Jesús, no significa los
hermanos de Jesús. Yo creo que los vocablos bíblicos son perfectos porque están
inspirados por el infalible Espíritu
Santo, autor de la Escritura.
¡Gloria al
primogénito de María!
¡Gloria al
unigénito del Padre!
En el Nuevo
Testamento a María la señalan como virgen dos veces (Mateo 1:23; Lucas 1:27) y
como madre veinticuatro. Al principio la comunidad la veía como la virgen que
era y posteriormente como la madre que era, paseándose con sus hijos e hijas,
como las demás. Después que nace Jesús el inequívoco santo evangelio nunca más
la llama virgen, nunca, y mucho menos virgen perpetua, por motivos que se
desprenden de inmediato. El evangelio habla de la madre y de los hermanos del
Señor con espontaneidad. Pablo habla de “nacido de mujer” y no nacido de una
virgen, porque María ya era una madre y esposa reconocida como tal (Gálatas
4:4). Una interpretación forzada de los Textos Sagrados te conducen a cualquier
sitio. La tradición religiosa o beata traiciona y descarría a cualquiera
(Marcos 7:9). Si lees a San Mateo y a San Lucas como por primera vez, verás que
la verdad es directa y cristalina. En sus más de doce años de matrimonio, ¿José
nunca vio desnuda a su joven y agraciada esposa? ¿Dormía en el patio? ¿Era un
masoquista? La Santa Sede
prohibió la lectura de la
Biblia porque pensaba que así su credo y singular mariología
desaparecerían del mapa. Los luminosos conceptos evangélicos “conoció”
“primogénito” “hermano del Señor” unigénito” descifran desenvueltamente el
misterio que nunca fue tal.
Cuando
Mateo escribió su evangelio Jesús ya había resucitado y ascendido, y ya sabía,
con sobrenatural precisión que el Salvador era su primogénito y no su
unigénito. De Lucas que era un médico informado y cuidadoso opino lo mismo. Si
Roma decidiera depender sólo del evangelio perece en una semana (Mateo 15:7-9).
¿Qué o
quién le va a pedir a un esposo que no acaricie sexualmente a su esposa? Un
matrimonio sin vida sexual es babilónico, anormal, tensionante. La absurda
Virginidad Perpetua de María posee su origen en el paganismo histórico, en las
vírgenes vestales, en el estoicismo, en las diosas-madres y otros (Marcos
7:13), pero jamás en la Sagrada Escritura ,
jamás. María fue sumisa con la
Palabra de Dios y se hizo una carne con José, que es lo que
corresponde en matrimonio santo, en una esposa santa.
Génesis
2:24 “...y se unirá a su mujer, y serán una sola
carne”.
Marcos
10:8 “y los dos serán una sola carne; así que no son
ya más dos, sino uno.”
María fue
una santa judía y una santa cristiana, también en su sexualidad, que se sometía
al precepto divino.
El Vaticano
le añadió a María padres que no aparecen en la Biblia y le quitó los hijos
que sí aparecen (Marcos 6:3)
Mateo
1:24 “y recibió a su mujer”
El recibir
a “su mujer” implica que la toma como esposa y
que vivirán como cónyuges de acuerdo a la Ley de Moisés, sin extravagancias babilónicas o
de otro tipo. En este particular caso José debía esperar el nacimiento del
Redentor, por rigurosas instrucciones de Dios, antes de intimar con su esposa.
Desde entonces fueron una sola carne, con amor y ardor (Cantares 2:16). La Iglesia Católica no logra
disimular su fobia al sexo, por eso el lamentable celibato forzoso y sus
canallescas consecuencias.
Jesús en la
cruz prefirió dejarle su madre a Juan, que era un hijo del Señor, que a sus
incrédulos hermanos (Juan 19:27). Juan la recibió en su casa y conoció en
detalle las características del hogar de José y María. Es este Juan quien habla
también, con naturalidad, de la familia de Jesús (Juan 2:12). Ningún escritor
sagrado insinúa una perpetua virginidad, absolutamente ninguno. El nacimiento y
muerte de María fueron adánicos, y ella estaba llena de gracia, como Esteban y
los otros (Hechos 6:8)
La
concepción de María fue sobrenatural mas el parto fue común, y como todas, se
tuvo que purificar porque quedó inmunda. Sí, María fue inmunda por siete días
(Lucas 2: 21-24) (Levítico 12:2-3). Después del nacimiento de Jesús su madre María
fue una santa normal en todos los aspectos, incluyendo el sexual, cumpliendo
sus deberes conyugales, como la sierva de Dios obediente que era.
1
Corintios 7:3 “El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con su marido.
1
Corintios 7:5 “No os neguéis el uno al
otro…”
Definitivo,
la Biblia
detesta la perpetua virginidad.
Una forma
de indicar a un ciudadano era indicando quien era su familia directa, su hogar,
su origen.
Marcos
6:3 “¿No es éste el carpintero, hijo de María, hermano
de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están también aquí con nosotros sus hermanas?
El Nuevo
Pacto muestra a la madre y hermanos de Jesús sin ningún complejo o titubeos.
Cuando su
madre y sus hermanos le buscaban Jesús no corrigió la expresión “sus hermanos”,
porque efectivamente eran sus hermanos. Jesús no hubiese permitido una mentira
involuntaria o un error y hubiese hecho las correcciones pertinentes, mas nada
hizo. Era público y notorio en Nazaret que María tenía varios hijos (Marcos
3:31-34).
Salmo
69: 8 “Extraño he sido para mis hermanos y
desconocido para los hijos de mi madre.”
En este
salmo mesiánico y profético Jesús habla de sus hermanos carnales, de los otros
hijos de María, su madre. El Salvador era extraño para sus hermanos carnales,
que no creían en él. Con increíble luz y llaneza Jesús se refiere a los “hijos de mi madre”.
Juan
7:5 “Porque ni aun sus hermanos creían en él.”
¡Gloria al
primogénito de María!
¡Gloria al
unigénito del Padre!
Mateo
15:3 “… ¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por
vuestra tradición?
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