sábado, 16 de mayo de 2015

LA PERPETUA VIRGINIDAD

A LA PERPETUA VIRGINIDAD DE MARÍA QUE NUNCA OCURRIÓ.

Jueces 11:38 “Y ella fue con sus compañeras, y lloró su virginidad por los montes.”

La virginidad perpetua era una catástrofe en las hijas del Señor. La bendición consistía en parir hijos casada. El sexo y el erotismo son santos dentro del matrimonio y nunca son inferiores a la castidad. Lamentablemente el Vaticano ve en la intimidad de este matrimonio cierta malicia. Con una mentalidad vestal ven impura la vida sexual normal y fervorosa de José y María. Como en la Santa Sede, el paganismo histórico siempre ha ensalzado la virginidad perpetua, la Escritura la aborrece. La desgraciada perpetua virginidad y el desatinado celibato forzoso no poseen ningún valor en sí. María fue una buena esposa, amante y madre.

Génesis 4:1Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz…”

Adán conoció a Eva y quedó embarazada.

Mateo 1:25 “Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito….”

Juan 1:14: “…del unigénito del Padre”

José conoció o intimó con María después del nacimiento del Salvador, y quedó embarazada, como Eva. Para que nadie se confunda El Espíritu Santo utilizó infaliblemente el vocablo primogénito para referirse al primer hijo de varios y el vocablo unigénito para referirse a un único hijo. La conclusión es obvia: María tuvo varios hijos. Ella quedó embarazada de su primer hijo “sin conocer varón” (Lucas 1:34), por obra y gracia del Espíritu Santo. El objetivo del nacimiento virginal es glorificar sólo a Jesucristo (Lucas 1:26-35). Lamentablemente para Roma el vocablo bíblico “conocer” no significa conocer, el vocablo “primogénito” no significa primogénito y la expresión “los hermanos” de Jesús, no significa los hermanos de Jesús. Yo creo que los vocablos bíblicos son perfectos porque están inspirados por el infalible  Espíritu Santo, autor de la Escritura.

¡Gloria al primogénito de María!
¡Gloria al unigénito del Padre!

En el Nuevo Testamento a María la señalan como virgen dos veces (Mateo 1:23; Lucas 1:27) y como madre veinticuatro. Al principio la comunidad la veía como la virgen que era y posteriormente como la madre que era, paseándose con sus hijos e hijas, como las demás. Después que nace Jesús el inequívoco santo evangelio nunca más la llama virgen, nunca, y mucho menos virgen perpetua, por motivos que se desprenden de inmediato. El evangelio habla de la madre y de los hermanos del Señor con espontaneidad. Pablo habla de “nacido de mujer” y no nacido de una virgen, porque María ya era una madre y esposa reconocida como tal (Gálatas 4:4). Una interpretación forzada de los Textos Sagrados te conducen a cualquier sitio. La tradición religiosa o beata traiciona y descarría a cualquiera (Marcos 7:9). Si lees a San Mateo y a San Lucas como por primera vez, verás que la verdad es directa y cristalina. En sus más de doce años de matrimonio, ¿José nunca vio desnuda a su joven y agraciada esposa? ¿Dormía en el patio? ¿Era un masoquista? La Santa Sede prohibió la lectura de la Biblia porque pensaba que así su credo y singular mariología desaparecerían del mapa. Los luminosos conceptos evangélicos “conoció” “primogénito” “hermano del Señor” unigénito” descifran desenvueltamente el misterio que nunca fue tal.
Cuando Mateo escribió su evangelio Jesús ya había resucitado y ascendido, y ya sabía, con sobrenatural precisión que el Salvador era su primogénito y no su unigénito. De Lucas que era un médico informado y cuidadoso opino lo mismo. Si Roma decidiera depender sólo del evangelio perece en una semana (Mateo 15:7-9).
¿Qué o quién le va a pedir a un esposo que no acaricie sexualmente a su esposa? Un matrimonio sin vida sexual es babilónico, anormal, tensionante. La absurda Virginidad Perpetua de María posee su origen en el paganismo histórico, en las vírgenes vestales, en el estoicismo, en las diosas-madres y otros (Marcos 7:13), pero jamás en la Sagrada Escritura, jamás. María fue sumisa con la Palabra de Dios y se hizo una carne con José, que es lo que corresponde en matrimonio santo, en una esposa santa.

Génesis 2:24 “...y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”.

Marcos 10:8 “y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno.”

María fue una santa judía y una santa cristiana, también en su sexualidad, que se sometía al precepto divino.

El Vaticano le añadió a María padres que no aparecen en la Biblia y le quitó los hijos que sí aparecen (Marcos 6:3)

Mateo 1:24 “y recibió a su mujer”

El recibir a “su mujer” implica que la toma como esposa y que vivirán como cónyuges de acuerdo a la Ley de Moisés, sin extravagancias babilónicas o de otro tipo. En este particular caso José debía esperar el nacimiento del Redentor, por rigurosas instrucciones de Dios, antes de intimar con su esposa. Desde entonces fueron una sola carne, con amor y ardor (Cantares 2:16). La Iglesia Católica no logra disimular su fobia al sexo, por eso el lamentable celibato forzoso y sus canallescas consecuencias.

Jesús en la cruz prefirió dejarle su madre a Juan, que era un hijo del Señor, que a sus incrédulos hermanos (Juan 19:27). Juan la recibió en su casa y conoció en detalle las características del hogar de José y María. Es este Juan quien habla también, con naturalidad, de la familia de Jesús (Juan 2:12). Ningún escritor sagrado insinúa una perpetua virginidad, absolutamente ninguno. El nacimiento y muerte de María fueron adánicos, y ella estaba llena de gracia, como Esteban y los otros (Hechos 6:8)

La concepción de María fue sobrenatural mas el parto fue común, y como todas, se tuvo que purificar porque quedó inmunda. Sí, María fue inmunda por siete días (Lucas 2: 21-24) (Levítico 12:2-3). Después del nacimiento de Jesús su madre María fue una santa normal en todos los aspectos, incluyendo el sexual, cumpliendo sus deberes conyugales, como la sierva de Dios obediente que era.

1 Corintios 7:3 “El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con su marido.

1 Corintios 7:5 No os neguéis el uno al otro…”

Definitivo, la Biblia detesta la perpetua virginidad.

Una forma de indicar a un ciudadano era indicando quien era su familia directa, su hogar, su origen.

Marcos 6:3 “¿No es éste el carpintero, hijo de María, hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están también aquí con nosotros sus hermanas?

El Nuevo Pacto muestra a la madre y hermanos de Jesús sin ningún complejo o titubeos.

Cuando su madre y sus hermanos le buscaban Jesús no corrigió la expresión “sus hermanos”, porque efectivamente eran sus hermanos. Jesús no hubiese permitido una mentira involuntaria o un error y hubiese hecho las correcciones pertinentes, mas nada hizo. Era público y notorio en Nazaret que María tenía varios hijos (Marcos 3:31-34).

Salmo 69: 8Extraño he sido para mis hermanos y desconocido para los hijos de mi madre.”

En este salmo mesiánico y profético Jesús habla de sus hermanos carnales, de los otros hijos de María, su madre. El Salvador era extraño para sus hermanos carnales, que no creían en él. Con increíble luz y llaneza Jesús se refiere a los “hijos de mi madre”.

Juan 7:5 “Porque ni aun sus hermanos creían en él.”

¡Gloria al primogénito de María!
¡Gloria al unigénito del Padre!

Mateo 15:3 “… ¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición?








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